Hoy sábado hemos salido de nuevo a la mágica montaña de Montjuïc y aunque hacía buen día la humedad nos ha hecho sufrir algo de frío. Eduardo estaba enfrente y aunque nuestra conversación, debido a la distancia, versó sobre la forma de no entumecernos (nos gritábamos) resultó una mañana muy agradable y este es el resultado.
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