sábado, 12 de mayo de 2012

Desde mi perspectiva de aficionado a las prácticas del arte en general y la acuarela en particular, permitirme esta reflexión, motivada por la salida a pintar de este sábado 12-05-2012.

La gente con cierta sensibilidad hacia el mundo del arte en general y sus prácticas, vivimos en un mundo particular, instalado en una nube en la que todo gira alrededor de la consecución de la expresión idónea, que transmita todo nuestro interior al posible espectador. 
Los acuarelistas en general y concretamente yo, somos (soy) especialmente caprichosos. Pensamos (pienso) que, dada la dificultad técnica que la acuarela como medio de expresión representa, es necesario dotarse de los mejores medios para lograr esa pincelada, esa mancha o ese trazo, que haga de correa de transmisión entre nuestra percepción ocular y sentimental del paisaje, atmósfera, trazo o lo que sea que nos motive y lo que intentemos plasmar en el papel. 
Para ello, te dedicas a buscar qué pelo de pincel es el que se adecua mejor a tu forma de pintar, qué colores y marcas son los que responden mejor a tu idea de expresión, qué caballete es el más ligero y capaz para que los desplazamientos resulten más cómodos, la bolsa de transporte,......... en fin todo un mundo que, al menos en mi caso, no tiene nada que ver con el consumismo compunsilvo y si mucho, con la satisfacción personal de realizar un trabajo en condiciones minimamente aceptables.
Pues bien, esta mañana, después de pintar y mientras comentábamos los trabajos de otros compañeros, alguien ha aprovechado para llevarse mi bolsa con todo el material de pintar que utilizo para los trabajos en el exterior, caballete, colores, pinceles, papel, etc., etc.,..... una faena, todo mi mundo de ejecución. 
Mientras pintas, siempre pasa gente que se para a comentar lo que haces, pregunta sobre los materiales que usas, donde los has comprado, e incluso te hacen fotos, vídeos, es todo muy agradable y ameno. Hoy ha sido igual que otros días, con la diferencia de que alguno/a a decidido no pasar por la tienda y coger mis cosas que las tenía más a mano.
Ahora me toca volver a empezar; comprar colores, caballete, papel, pinceles, bolsa de transporte,...... y lo haré con toda la ilusión que la práctica de la pintura me proporciona, junto a mis amigos que desde aquí les doy mis más sinceras gracias por esa paliza de andar y preguntar que nos hemos dado intentando recuperar mis cosas. Solo quería desahogarme, sacar la rabia del momento (ya está fuera, ya la he sacado) y poner en aviso a quien me lea o siga para que actos así, se repitan lo menos posible.  

2 comentarios:

  1. Querido Antonio,
    Siento lo que te ha sucedido. Por si te sirve de consuelo yo pasé por la misma experiencia que tu aunque en distintas circunstancias. Estaba aparcando el coche y vinieron unos chicos- creo que eran árabes- y mientras uno me distraia tirando de la puerta y gritando el otro abrió la puerta del otro lado y se llevó mi bolsa. Llevaba todos los utensilios de pintura y además dinero y documentación. Me sirvió de experiencia para no ser tan confiada. Lo peor es que en un momento se llevan algo que has ido construyendo a lo largo de mucho tiempo y ellos no van a obtener ningún beneficio.
    Un abrazo
    Mercè

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  2. Gracias Mercé. Lo tuyo aún fue peor, pero como sea, da muchísima rabia. Un abrazo

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